sábado, 1 de diciembre de 2012

Un nuevo y ridículo libro de Buela

El nuevo libro de Buela: lugares cómunes, tópicos y la vacuidad más obscena.









Escribe Buela doscientas páginas de tópicos y lugares comunes sacados de la Konservative Revolution alemana y de la Nouvelle Droite francesa. Escribir, para un filósofo, no consiste, empero, en emborronar papel con meros reportajes periodístico-culturales, que es lo que acostumbra a hacer la extrema derecha cuando se las da de culta. Llega la hora de la verdad, a saber, las propuestas, y entonces Buela nos explica que son necesarias "nuevas formas de representación política", "nuevos mecanismos de participación ciudadana y popular", "nuevos referentes culturales", "nuevos proyectos de asociación".... Nuevos, sí. Pero, ¿cuáles? Esa es la cuestión, señor "filósofo". Buela no aporta nada de nada. Sus digresiones programáticas, de una vacuidad asombrosa, son, por ejemplo, del estilo siguiente:


Nuestra Propuesta 
Hay que llevarse del consejo de Simón Rodríguez, el maestro de Bolívar: “Sino (sic) creamos morimos”.
Y así crear y buscar nuevas formas de representación política y social. Nuevos mecanismos de participación ciudadana y popular. Nuevos referentes culturales. Nuevos proyectos de asociación. Esto que estamos "haciendo hoy aquí en Junín, en la Cámara de Empresarios, es nuevo. Y todo ello que vaya dirigido a la construcción de un nuevo Proyecto Nacional y a la refundación de un nuevo Estado y a la conformación de una nueva estrategia internacional por parte de Argentina.
Esquemáticamente los puntos sobre los que se debería traba1ar en forma prioritaria son los siguientes:
Identidad cultural: Es el aspecto que nos determina en lo que somos entendido no como una cosa siempre idéntica  sino como aquello que nos hace ser a nosotros mismos. Identidad viene de idem.  La correcta defensa de la identidad radica en el mantenimiento del ser colectivo de un pueblo en medio del cambio histórico que se produce, alentando todas aquellas expresiones que consoliden y expresen de mejor manera nuestra identidad. El ser sí mismo lo expresaban los latinos en el ipse.
Restauración del Estado: Como instrumento del poder nacional es aquello que tiene el gobierno para e1ecutar lo que decide hacer. Sin Estado no hay proyecto nacional posible, pero con un Estado Bobo tampoco. Los principios de solidaridad, de subsidiariedad y de bien común serán los pilares sobre los que se apoyará la reestructuración del nuevo Estado. La reestructuración rápida y contundente de la representación política, judicial y administrativa es una exigencia de la hora actual.
Economía Alternativa:   La economía al servicio de la política y ésta al servicio del hombre es el postulado a realizar. Para ello se debe privilegiar la economía de producción y comercial por sobre la especulativa del dinero casino, última responsable de la espuria deuda externa y de la destrucción de aparato productivo. La economía debe incorporar en sus modelos de análisis y proyección el principio de reciprocidad de los cambios para el logro de un intercambio equitativo entre las partes que conforman el mercado y en orden a la propiedad debe tender a su mayor difusión.
Política Internacional: Las tensiones de fuerza internacional vigentes tendientes a la globalización compulsiva del mundo y los mercados nos indican que nuestro Estado-Nación aislado no tiene ninguna posibilidad eficaz de oposición, de allí que propiciemos una integración regional de Suramérica a través de la teoría del rombo, según la cual hay que conformar un gran espacio cuyos vértices sería (sic) Buenos Aires, Lima, Caracas y Brasilia. Gran estrategia que aunaría Pacto Andino y Mercosur.
 
En suma: un buñuelo de viento. Nos dice Buela que identidad viene del latino idem y ser sí mismo de ipse, pero no aclara en qué consiste esa identidad que hemos de recuperar. No es aquello que somos, añade, sino aquello que nos hace ser, muy bien. Pero se echa en falta alguna indicación que nos permita dar una respuesta a la cuestión identitaria. Hay que restaurar el Estado, sí, pero eso ya lo sabemos. Sin Estado "no hay proyecto nacional posible"...
!Vaya! !Pues no habíamos caído en ello, señor Buela! Los principios de "solidaridad, subsidiariedad y bien común" aportan poco al debate, porque el problema no consiste en cacarear palabras biensonantes, sino en darles un sentido, razonar, fundamentar y explicar el porqué. Ahora bien, un católico debe eludir cuestiones tales, siendo así que su programa no va más allá de la doctrina social de la Iglesia. Cuando aborda una cuestión sin el cómodo apoyo de fórmulas insubstanciales, rápidamente se descubre al reaccionario feudal de siempre escondido bajo el disfraz de lo revolucionario y de lo nacional. Buela es un cero a la izquierda intelectual.

Barcelona, 1º de diciembre de 2012